El Hungerkünstler es un tipo de artistas circenses, la mayor parte fraudulentos, que desde fines del siglo XVII hasta comienzos del XX se exhibían en los espectáculos de fenómenos o freak shows como "esqueletos vivientes" o ayunadores.[2][3] Empezaron a popularizarse mucho a partir de 1880, cuando el médico estadounidense Henry Tanner apostó a que podría renunciar por completo a la comida y solo beber agua durante 40 días y se hizo vigilar noche y día, cumpliendo su promesa y repitiendo el espectáculo varias veces, cobrando las entradas. Ganó mucho dinero y pronto generó imitadores en su país y en Europa. Creía que el ayuno podía curar diversas enfermedades, y además mostrar el poder de la voluntad humana al ser capaz de superar los impulsos naturales.[4] La atracción consistía en ver cuánto tiempo podían resistir los artistas un ayuno absoluto, en la observación de los estragos de la caquexia en los cuerpos y en los récords que batían. Además, los médicos aprovecharon para observar los efectos de la inanición y publicaron estudios al respecto, como el de Luigi Luciani: Das Hungern. Studien und Experimente am Menschen.[4]
En Europa algunos de los más famosos hungerkünstler fueron Giovanni Succi[4][5] y Wilhelm Bode (alias Ricardo Sacco), que ayunaron alrededor de tres semanas. En 1905 apareció en Viena la primera artista femenina del hambre, la actriz Auguste Victoria Schenk.[4] En 1926, el artista del hambre alemán Jolly estableció una marca inaudita en Berlín de 44 días; atrajo alrededor de 350.000 visitantes y recolectó lo que al cambio actual sería alrededor de medio millón de euros, pero las sospechas de que eran alimentados en secreto iniciaron el declive de este tipo de espectáculos.[4] Arnold Ehret (1856-1922) se encerró el 26 de junio de 1909 en una jaula de vidrio en Colonia y logró un nuevo récord mundial de 49 días sin comida, algo que no escaparía a Kafka. En Berlín y Viena en particular varios imitadores no llegaron a soportarlo y abandonaron prematuramente. Max Michelly estableció un nuevo récord de 54 días de ayuno que no superó nadie en mucho tiempo.[6]